2 de septiembre de 2011

Tu sonrisa y un café...

Cuando terminas una historia que nunca empezó, cuando pones punto y final, te das cuenta de todo lo que ha pasado. De las sonrisas que tu cara dibujó, de las miradas que tus ojos plasmaron, de tu voz que pocas veces escuché.

Nunca son mis pasos cuando volteas tu cara y miras a mí que no soy yo. Al igual que tus ojos que no miran, que no ven más allá que de tus amistades. No se siente calor ni se entiende de miradas dulces o de besos dados a distancia. Que sentirías de saber que te pienso y te secuestro día a día en mi ser. O es que sabes que no pienso devolver lo que nunca me darás.

Me gusta tu sonrisa, y elijo tu sonrisa y un café. No hay nada, solo silencio y miedo. Admitir esto significa doblar en la próxima esquina y coger otro camino. Entonces buscaré y miraré en el espejo; pero no te encontraré.

Busco pretextos para comunicarme contigo, un inbox, un e-mail; pero tú siempre te liberas sin dejar un algo para mañana. Soy una gilipollas y no puedo hacer nada para remediarlo. Quizás sea más sencillo dejar de molestarte.

Pero la vida es una y el segundero avanza y debo decir lo que siento por ti aún sabiendo que nunca encontraré respuesta. Las palabras no bastan, por dentro quema algo que no se puede decir, que no se consigue decir. Cuando quien tienes delante, en lugar de darte la respuesta que anhelas, dice otra cosa. Dice más, dice demasiado; ese demasiado que es nada, ese silencio que es nada, y que hace el doble de daño. y que no hay nada que pueda hacer.

Días inútiles para dejar descansar mi corazón y mi alma. Falsos acordes para intentar evitar que vuelvas a mi mente. La posibilidad de retroceder ya no es para mí. Mi deseo de estar bien conmigo misma es fundamental, aún sabiendo que al decirte todo esto te he perdido aún sin haberte tenido.

Me gustas… No tengo remordimientos, no tengo ninguna sombra, no he pecado. Me conformo viendo tus fotos y ver que eres realmente feliz.

18 de julio de 2011

Reencuentro... Publicistas serios!

El destino es muchas veces voluble y a veces hasta impredecible. Qué iba a pensar que después de tantos años volvería a ver a mis compañeros y amigos.

Fue una amiga quien se encargó de convocar y todo gracias a la internet, vaya, por lo menos sirven de algo estas redes sociales. La reunión sería entre ex publicistas del Instituto Tecnológico del Norte, en casa de un amigo en Huanchaco. Algunos vinieron de Chiclayo, Cajamarca, Chimbote, Lima. Viejos compañeros y amigos se reencontraron después de diez años.

Sábado por la noche. De pronto las horas se pasaron en un abrir y cerrar de ojos, el tiempo fue escaso pero bien aprovechado, pues nos pusimos al día con los acontecimientos del ayer que nos hicieron llegar hasta donde estamos hoy.

Algunos recuerdan haberse creído ser los dueños y señores por todas las anécdotas contadas de unos años maravillosos. Los caminos que en un momento se juntaron, se separaron porque simplemente no era el tiempo ni el lugar. Y después de diez años se vuelven a juntar. Un fuerte abrazo precede a un encuentro lleno de nervios, a recordar y a ser amigos como siempre debió ser.

Recordar las noches de talento, fue genial. Tres amigos vestidos de mujeres e imitando al grupo mexicano Pandora,  gracioso; aunque esa noche perdieron porque según el jurado eran muy “escandalosas”, no obstante se llevaron el respeto de todos en el auditorio. Michael Jackson alucinó a todos y fue interpretado por una amiga que trajo a muchos babeando. Esas noches de talento fueron tan serias, que fueron varias semanas practicando con un coreógrafo argentino el baile Vogue de Madonna, ya hasta se mandaron a confeccionar la vestimenta acorde... ¡Increíble!

Y bueno, hablamos de muchos temas y tal vez fue la necesidad de desahogarnos de tantas cosas, que solo quienes estuvimos involucrados, sabemos que tenemos que guardar para compartirla con alguien especial. Pienso que en muchos aspectos hay cosas profundas que solo somos capaces de compartir entre nosotros, los amigos, que ni siquiera con nuestras respectivas parejas se podría. Quizás hable por mí, pero creo saber bien lo que digo.

Diez futuros años de haber egresado y diez pasados años desde hoy. Dejar de ver por tantos años a los amigos significa que cuando los vuelves a ver, ellos serán distintos y uno también será distinta. Por lo tanto es posible que ya no compartas los gustos e intereses que antes compartías. Y sí, la gente ha cambiado, ahora trabajan, son más responsables, están comprometidos, tienen una familia; y todos a su manera son felices. Pero en lo que no se ha cambiado y ni creo se cambiará, es en que la gente sigue más que conectada cuando dicen –hola- las bebidas alcohólicas. Y que puedo decir de la amistad, ¡vaya amistad!, pues bien, ésta no se ha perdido, al contrario, se ha fortalecido. Y ojalá pasen diez o veinte o tal vez cincuenta años más y esta amistad siga más fuerte que antes.

Fue la fiesta del reencuentro de quienes alguna vez formamos una promoción de publicistas en el Instituto Tecnológico del Norte. Nos mezclamos en abrazos profundos, grandes recuerdo, risas incontenidas, bailes movidos y tragos benditos.  Fue un sublime encuentro para nuestro espíritu, pues hay momentos que son irrepetibles y eso hace aún más fantástica a nuestra vida.

¡De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso, esa es la gente de publicidad!



30 de junio de 2011

Un lugar sin perdón...

Dentro de una cárcel las tendencias sexuales siempre acaban por atrofiarse. Las reas que sólo consumían marihuana y alcohol ahora se “alimentan” de cocaína o heroína. Los olores se enredan con la desesperación, enfermedades, y la muerte siempre está al acecho. Dormirse es ponerse a merced de las demás.

Hay algunas que mentalmente están mal, lo que hace que sea más peligroso el encierro. Otras planean que “trabajos” ejecutarán en la calle sus compinches que a veces hasta sus propios familiares. Realizan delitos como robos, extorsiones, golpizas, secuestros virtuales. Más que una cárcel correccional, pareciera que son cárceles que sirven para perfeccionar costumbres y ejecutar delitos con mayor precisión. Finalmente pierden lo más preciado que tiene el ser humano, vida, libertad, integridad y dignidad.

Asesinato, narcotráfico, trata de mujeres y de menores, estafa, robo, violación, prostitución, contrabando. Es lo que muestra la serie mexicana “Capadocia”, de tan solo dos temporadas, y fue más que suficiente para mostrar la crudeza en las cárceles, la corrupción de los políticos, el narcotráfico internacional, la injusticia, etc. que no solo se da en México, sino también en el resto de países desarrollados y subdesarrollados. Realmente es preocupante.

El mal actuar de la justicia crea la sobrepoblación en las cárceles generando la inestabilidad penitenciaria, mala alimentación y poca posibilidad de que se regeneren las condenadas justificada o injustificadamente, despertando a la perversidad. La más débil es quien pierde.

Casi la mitad de las internas no están sentenciadas, y quienes por error de la justicia caen en las cárceles, empiezan ahí a delinquir. Mientras que otras esperan escuchar el “disculpe… está libre”, luego de que no se les encontraran las pruebas necesarias para sentenciarlas después de dos, tres o más años perdidos.

La corrupción continúa. Todo se hace en complicidad. Por mínimo que sea se cobra, desde un vaso con agua hasta un papel higiénico, y en caso de que alguna interna no pague se le da una paliza incluso llegan a amenazar a sus familias.

No hay clase social que se salve, pues estas en un mismo destino se vuelven iguales; pero siempre el dinero ayuda, pues las poderosas gozan de televisión, móvil, radio, buena comida, bebidas alcohólicas, armas, drogas y sexo.

No de ahora, sino de hace mucho tiempo, se habla del tráfico de bienes y servicios en las cárceles, un negocio muy grande y muy turbio que hace aún más duras las condiciones de vida de las reclusas, si es que esa es vida. Todo en los presidios pareciera tener un precio y no cualquier precio: una cama, un televisor, una nevera, bebidas alcohólicas, armas, droga, y sexo. Cualquier cosa tiene precio exorbitante. Verdaderos y temibles capos sustituyen a las autoridades carcelarias y se han adueñado de la subsistencia de las internas.

Las presas tienen Derechos Humanos que hay que respetar cualquiera sean las faltas cometidas, pero su condición de invisibles las hacen vulnerables y objeto del olvido de la sociedad y de la vista gorda de las frondosas e inútiles burocracias del gobierno.

12 de junio de 2011

Cómo podría olvidar...

Cómo podría olvidar los años infantiles de ayer, las palabras sin picardía, jugar con mis amigos sin malicia y sobre todo acompañarme de mi perro fiel, macko!. Cómo podría olvidar hacer mis juguetes con pedazos de madera, mi tarea al llegar del colegio, mirar el mar en su inmensidad, jugar a la orilla de la playa y disfrutar de las noches su esplendor sin que me preocupara cosa alguna.

Cómo podría olvidar ver a mi madre cocinando o cuidándome, observar la mirada severa de mi padre, recibir los consejos de mis hermanos, percatarme que mi madre no comía para dejarnos a nosotros hacerlo. Cómo podría olvidar que mis pensamientos eran de párvulo pensando en ser supermujer, para soñar por las noches en los juegos del día siguiente.

Cómo podría olvidar los regaños de mi padre sin causa justificada, de acuerdo conmigo, dejándome triste para ir a refugiarme al regazo de mi madre. Cómo podría olvidar aquellas navidades llenas de regalos y con toda la familia reunida en casa. Fueron los mejores años de mi vida.

Cómo podría olvidar esos momentos de amor, sin preocupación, llenos de felicidad. Pues como niña que era, sólo pensaba en jugar, comer y correr a los brazos de mi madre.


¿Cómo podría olvidar? ¡Jamás!, porque los momentos hermosos, ¡jamás se olvidan!

11 de junio de 2011

Santa marihuana...

Viernes por la noche. Con los ojos rojos, cansados, intranquilos y estirados, tanto, que su chapa o apodo podría ser el famoso y trillado "chino". Busca en la avenida Santa la muy cotizada hierba "planta ancestral que produce efectos alucinógenos al fumarla". Busca una silueta que aparece y desaparece en la oscuridad. Esta silueta mira a todos lados y se oculta.

Estuvo esperando por unos diez minutos, y el chino está más tranquilo que antes, sus ojos se convierten en radares; ahora acompañados con unas manos sudorosas que maniobran un billete cochino y arrugado de diez nuevos soles. Un destello de luz producido por un taxi amarillo, rompe con el silencio de la noche. Ahora esos ojos y esas manos se unen a una boca reseca, que por momentos pasa su lengua por los labios para tratar de lubricarlos.

Todos buscan a esa silueta que entra a una casa y sale por otra casa.

De pronto, la sombra se acerca al de ojos rojos y le dice, “De cual quieres, tengo mangolight, moño rojo y scan”. Los ojos rojos moran, la boca segrega tal cantidad de saliva que rebalsa los labios, las manos le sudan más de lo normal y se impacienta. Muestra los diez nuevos soles bañados en sudor y pide moño rojo. La sombra sonríe y le da el tamal que contiene la codiciada droga. Ya hecho el trance, la sombra desaparece tras el grito de una prostituta en la calle adjunta.

Los ojos, la boca, la nariz y las manos están allí. La toca, la mira y la huele. Después de comprobar que es auténtica y que no le han engañado con pasto o culantro, guarda la marihuana, se retira sigilosamente y de una forma casi imperceptible. Unas cuadras más allá, de pronto saca de su bolsillo unos fósforos y prende la hierba por la Santa que le cumplió el milagro.

30 de abril de 2011

Gritemos sin tener miedo a que nos juzguen...

Siempre he pensado que no hay nada más triste que lágrimas cruzando un espejo de cristal, formando columnas dóricas. “El arte es el reflejo de lo que no existe”, lo dijo mi profe de arte en la universidad y lo recuerdo como si fuese ayer. Considero que lo cruel y sangriento de la vida (tanto físico como espiritual) es lo que mueve la vida de los artistas, pintores, escritores, actores o quienes sean que fueren que están en este mundo para mover las ideas y convertirlas en conceptos. O en sueños, o en visiones de lo que puede ser real, o lo que lo es y de alguna manera se vuelve concreto.

Uno de mis pintores favoritos es Edvard Munch, quien fue capaz de reflejar en sus pinturas el horror de la vida humana. La desesperación, la miseria, la soledad, la tristeza, la ceguera de no querer ver un mundo terrible que en ese momento estaba cruzado por la II Guerra Mundial. El sacrificio de los que viven, al someterse en la fragilidad de momentos incólumes, que pasan frente a los ojos sin que podamos hacer nada. NADA. Simplemente reflexionar. Su obra que más me impactó fue "El Grito". Nótese la curvatura del rostro de ese hombre que, en algún lugar que lleva a ninguna parte, debe parar y hacer una expresión casi sarcástica del miedo. Cuando tenemos terror gritamos, es la expresión externa de una paralización interna que no se puede frenar. Me he sentido así algunas veces. Creo que todos nos podemos sentir así sin tener miedo a que nos juzguen. 

La fuente de inspiración para "El Grito" podría encontrarse, en la atormentada vida del artista, educado por un padre severo y rígido que, siendo niño, vio morir a su madre y a una hermana de tuberculosis. En 1890, a Laura, su hermana favorita, le diagnosticaron una dolencia bipolar y fue internada en un centro psiquiátrico... El estado anímico del artista queda reflejado en estas líneas, que escribió en su diario en 1892: Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.

Es la vida humana en toda su expresión. Reforzada por un paisaje que, en ese momento, no da atisbo de esperanza alguna.

9 de abril de 2011

Turismo couchsurfing...

Hace menos de un año pertenezco a un grupo llamado CouchSurfing que es una red internacional sin fines de lucro que conecta a los viajeros con la población local en más de 230 países y territorios alrededor del mundo. Desde el 2004, los integrantes han estado utilizando este sistema para reunirse, intercambiar cultura, amistad y experiencias de viaje. Hoy, sino me equivoco son más de un millón de personas que sin haberse conocido antes son capaces de compartir la hospitalidad y la comprensión cultural, albergando a los viajeros nacionales e internacionales en sus casas.

Con la crisis financiera mundial y la estabilidad económica entre comillas de América Latina, hace que sea un magnífico destino turístico para aquellos viajeros de ruta o mochileros, como normalmente les llamamos. Es un estilo o forma de conocimiento más humano sobre otros.

Salir de casa implica correr ciertos riesgos. No sólo cambiar de comidas y rutinas, sino muchas veces convivir largas horas con personas a las que apenas conocemos o jamás hemos visto en nuestra vida. Hay a quienes ese contacto les causa espanto. Que son incapaces de acostumbrarse a compartir habitaciones, usar baños desconocidos, cargar mochilas pesadas, etc. En el viaje, no tienen muchas alternativas. O sea, se tienen que acostumbrar a las nuevas rutinas y dejar de hacerse los delicados, de lo contrario pasarán días muy malos en la ruta. Aunque, quienes deciden hacer este tipo de turismo, saben a lo que se enfrentan, tolerar mejor la mugre y soportar esos incómodos asientos en micros y aviones.

Los pesares de la ruta pueden ser peores cuando viajamos sin un mango, en carpa, usando baños de estaciones de servicio o bares, con acceso interrumpido a una ducha o cualquier otro método de higiene. A muchos no sólo les cuesta aguantar la mugre, sino que incluso se vuelven obsesivos con otras cosas. Por ejemplo, con el peso de la mochila. He visto gente al borde de la ruta, revoloteando sus pertenencias, regalándolas a cualquiera que pasara, vaciando su equipaje de tal manera que quede más liviano que una botella de Inca Kola.

Y ni que hablar de las tensiones relacionadas con el tema de tirar dedo. Si la cultura mochilera muchas veces puede ser identificada con la solidaridad, al menos en este tema no suele ser un buen ejemplo. Y si alguien quiere ver este tema en acción, vayan un verano a la playa de Máncora, Perú.

A través de este tipo de turismo mochilero, he conocido a mucha gente de Suecia, Alemania, Finlandia, Estados Unidos, Francia, España, Italia, Colombia, Argentina, Chile, etc. que se han hospedado en las casas de mis nuevos amigos couch.

Esta es la dirección por si quieren integrarla o simplemente explorarla.
http://www.couchsurfing.org/


Saludos viajeros!!!

8 de abril de 2011

Caminito es tango, Caminito es vino...

Depender del plan y horario de una agencia de turismo, para mí, es fatal. Pues muchas veces por el tiempo no he podido disfrutar lo suficiente de aquellos lugares peculiares y que hacen distinto un lugar de otro.


El día libre que nos dieron para ir de compras o de shopping mall, decidimos regresar al barrio de La Boca, aquel lugar bohemio y pintoresco más conocido como Caminito, el más visitado por los turistas. Y nosotros más que encantados, estábamos felices de estar en un lugar como éste.


Caminito es el antiguo representante de los inmigrantes de La Boca, es también una representación del génesis del Tango. Con algo italiano, su pasión, su estilo, su arrogancia, el espectáculo, los sentimientos de nostalgia y añoranza (por la patria, Italia) y, por supuesto, las letras que contienen mucho el dialecto porteño (mezcla de español e italiano).


Como en cualquier zona turística de una ciudad, la puesta en escena de lo “local” es mucho más marcada, Caminito es también una puesta en escena de lo que habitualmente suele ser definido, en esos términos, como “argentino”. En esa representación, se mezclan parejas bailando tango, pinturas de gauchos, tapices con niños vestidos con chullo, artesanías con dibujos de su cultura indígena, la efigie del Che Guevara, los bares de madera, etc.


Cuando estábamos paseando por Caminito, percibimos la esencia del tango en todos sus rincones. Lo demostraban así los artistas, músicos y bailarines callejeros, los tangos que suenan en todos sus bares y restaurantes, los souvenirs de tango que se venden por docenas en la gran mayoría de tiendas que Caminito ofrece. Puede ser que todo esto parezca demasiado pero en realidad así lo es. Vale una buena recorrida fotográfica, ya que muestra las distintas construcciones de su identidad portuaria e inmigrante, recreando los viejos conventillos pintados con colores vivos y atrayentes.


Cuentan que fue un vecino quien decidió limpiar y recuperar el terreno, pidiendo ayuda al pintor Benito Quinquela, quien bautizó la calle de 100 metros como “Caminito”, por el famoso tango en esa época, de Gabino Coria y Juan de Dios.


Actualmente la calle Caminito, es una calle peatonal que funciona como un gran museo al aire libre, entretenido y más que saludable.


Caminito, es tango, pinturas, cafés, restaurantes, carnes y deliciosos vinos.

23 de marzo de 2011

Agobiada de lo irreal...

A veces me pongo a pensar en toda la gente que me cruzo cuando voy a mi trabajo, o cuando voy de viaje o simplemente cuando camino por alguna calle de alguna ciudad. Todos los días miro a la gente, cuando voy en taxi, y aunque no quiera suelo fijarme en la mayoría de los coches que me adelantan o en los de al lado cuando paramos en el semáforo, y que son pocas las veces en que es verde. Bueno, eso de mirar a la gente no es tanto así, porque muchas de esas veces mis endorfinas me hacen volar y miro pero no miro!… y en ese ir y venir pienso que quizás ellos sean más felices que yo, pues algunos parecen que lo tienen todo… una casa, un coche nuevo, caras de felicidad a las 8 de la mañana, y algunos ya fumándose el primer cigarrillo del día.

Y es que nunca nos conformamos con lo que tenemos, siempre nos gustaría tener más, y quizás esa persona con coche nuevo no tiene porque ser tan feliz como parece. Por ejemplo, a mí, muchas veces me pasa que no se expresar bien mis sentimientos y la gente piensa que tengo una vida estupenda y que siempre estoy contenta; pero cuando llego a casa y enciendo el televisor, me enferma todos esos anuncios que nos intentan vender totalmente una irrealidad. Como el spot de coca-cola “Hay razones para creer en un mundo mejor”, o que el “Perú pone”, o el spot de Saga falabella “Hot – this is the life”, etc. etc. Nos intentan vender una vida fácil, y sin preocupaciones… También me cabreo cuando veo las noticias, ¿a dónde vamos a llegar con tanta gente mala en el mundo?

Los casos de los niños violentados, ultrajados o violados, han llegado a afectarme demasiado, cada vez que sale una noticia de ese tipo por la televisión se me ponen los pelos de punta, y por ahí ha caído alguna que otra lágrima de impotencia. Podría haberle pasado a alguien de mis sobrinos, o a cualquiera de mis conocidos.

Luego, todos los casos de maltrato a las mujeres… y me vuelvo a hacer la misma pregunta, ¿a dónde vamos a llegar? Es increíble el número de mujeres muertas en un año por maltratos de sus parejas, o sus ex parejas. Increíble. Creo que ninguna mujer tiene que morir así, y menos en este tiempo. Cada vez que veo un caso de esos por la tele, pienso “lo que ha tenido que sufrir esa mujer”. Y al final los culpables, no cumplen todos los años impuestos en la condena, y por no decir que hay muchos que ni cumplen condena alguna.

¿Y cuando muere alguien famoso?, que con todos mis respetos en paz descanse. Se crea un producto mediático increíble, por alguien que no hemos conocido nunca y que solo lo hemos visto a través de nuestra pantalla del televisor, en el cine o en las revistas.


¿Qué hay de todos esos niños que se mueren cada día en nuestro tercer mundo? Ellos también tendrían toda una vida por delante y nosotros no pensamos ni un segundo de nuestros días en ellos, en lo mal que lo pueden llegar a pasar. Lejos de eso nos enfadamos porque no funciona el ordenador, o porque nos perdimos nuestra serie favorita, o porque no saldremos a divertirnos un fin de semana, o porque no podremos hacer ese viaje por culpa del trabajo… puros pretextos estúpidos.


No quería acabar haciendo una crítica. Pero yo también vivo aquí, en esta sociedad hipócrita y poco real, que a simple vista es superficial y egoísta. Y nos olvidamos de las cosas que realmente importan.