El destino es muchas veces voluble y a veces hasta impredecible. Qué iba a pensar que después de tantos años volvería a ver a mis compañeros y amigos.
Fue una amiga quien se encargó de convocar y todo gracias a la internet, vaya, por lo menos sirven de algo estas redes sociales. La reunión sería entre ex publicistas del Instituto Tecnológico del Norte, en casa de un amigo en Huanchaco. Algunos vinieron de Chiclayo, Cajamarca, Chimbote, Lima. Viejos compañeros y amigos se reencontraron después de diez años.
Sábado por la noche. De pronto las horas se pasaron en un abrir y cerrar de ojos, el tiempo fue escaso pero bien aprovechado, pues nos pusimos al día con los acontecimientos del ayer que nos hicieron llegar hasta donde estamos hoy.
Algunos recuerdan haberse creído ser los dueños y señores por todas las anécdotas contadas de unos años maravillosos. Los caminos que en un momento se juntaron, se separaron porque simplemente no era el tiempo ni el lugar. Y después de diez años se vuelven a juntar. Un fuerte abrazo precede a un encuentro lleno de nervios, a recordar y a ser amigos como siempre debió ser.
Recordar las noches de talento, fue genial. Tres amigos vestidos de mujeres e imitando al grupo mexicano Pandora, gracioso; aunque esa noche perdieron porque según el jurado eran muy “escandalosas”, no obstante se llevaron el respeto de todos en el auditorio. Michael Jackson alucinó a todos y fue interpretado por una amiga que trajo a muchos babeando. Esas noches de talento fueron tan serias, que fueron varias semanas practicando con un coreógrafo argentino el baile Vogue de Madonna, ya hasta se mandaron a confeccionar la vestimenta acorde... ¡Increíble!
Y bueno, hablamos de muchos temas y tal vez fue la necesidad de desahogarnos de tantas cosas, que solo quienes estuvimos involucrados, sabemos que tenemos que guardar para compartirla con alguien especial. Pienso que en muchos aspectos hay cosas profundas que solo somos capaces de compartir entre nosotros, los amigos, que ni siquiera con nuestras respectivas parejas se podría. Quizás hable por mí, pero creo saber bien lo que digo.
Diez futuros años de haber egresado y diez pasados años desde hoy. Dejar de ver por tantos años a los amigos significa que cuando los vuelves a ver, ellos serán distintos y uno también será distinta. Por lo tanto es posible que ya no compartas los gustos e intereses que antes compartías. Y sí, la gente ha cambiado, ahora trabajan, son más responsables, están comprometidos, tienen una familia; y todos a su manera son felices. Pero en lo que no se ha cambiado y ni creo se cambiará, es en que la gente sigue más que conectada cuando dicen –hola- las bebidas alcohólicas. Y que puedo decir de la amistad, ¡vaya amistad!, pues bien, ésta no se ha perdido, al contrario, se ha fortalecido. Y ojalá pasen diez o veinte o tal vez cincuenta años más y esta amistad siga más fuerte que antes.
Fue la fiesta del reencuentro de quienes alguna vez formamos una promoción de publicistas en el Instituto Tecnológico del Norte. Nos mezclamos en abrazos profundos, grandes recuerdo, risas incontenidas, bailes movidos y tragos benditos. Fue un sublime encuentro para nuestro espíritu, pues hay momentos que son irrepetibles y eso hace aún más fantástica a nuestra vida.
¡De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso, esa es la gente de publicidad!