25 de diciembre de 2012

Ser espirituales...

Muchos decimos ser espirituales cuando en realidad no sabemos en qué consiste. Posiblemente nos encontramos prisioneros en un corsé de doctrinas e influencias, y sentimos en nuestro interior que algo en nuestras vidas no va bien.

La espiritualidad suele relacionarse con la liberación del alma de lo material. Radica en ser conscientes y obrar adecuadamente en todas las situaciones que la vida nos depara. De la espiritualidad renace la virtud, que es cultivada por una mente que no es dominada por el ego.

La espiritualidad, no busca gozar o disfrutar el placer de determinadas experiencias, ni busca encontrar, desarrollar, cultivar o lograr nada, ni dentro ni fuera de uno mismo. Es cierto que la vida espiritual es la mayor aventura en la que la persona se puede embarcar y que supone un desarrollo integral; pero en el momento en que se desea alguna cosa, como alcanzar o experimentar algo, se pierde la esencia misma de la espiritualidad. 

Tampoco pueden existir reglas, leyes ni doctrinas morales o espirituales, pues lo que es adecuado en una situación puede ser inadecuado en otra, y lo que hoy es verdad, mañana puede faltar a ella. La espiritualidad solo requiere ser conscientes, aquí, ahora, y obrar adecuadamente.

Se cree que la espiritualidad es algo así como descubrir la gran ola que siempre esperan los surfistas. Nada más lejos de la verdad. La espiritualidad, con su aroma de delicadeza y sensibilidad, se encuentra muy cerca de todos, en el día a día, y para comenzar a vivirla no se tiene que hacer otra cosa que... lo evidente.

Vivir espiritualmente, guiado, significa estar dispuesto a sentarse en el silencio, permitir que el conocimiento se haga presente, abandonar los miedos y soltar todo aquello a lo que estamos encadenados.

Observar objetos y personas como si fuesen nubes en un vasto que vuelan libremente, sin que nos aten ni nos pertenezcan. Ser espiritual es algo natural y le da sentido a la palabra "humano", acompañar los ritmos de la naturaleza y actuar con tolerancia y compasión. Una vida espiritual se encamina a vivir algo más importante que los pequeños egoísmos de cada uno. Cada individuo encuentra su propia llave en la vida, algunos buscan la elevación de su conciencia, la sabiduría y la iluminación, otros lo practican a través del amor y la compasión ayudando a la humanidad en general.

Pero la vida espiritual se vive diariamente. Se compone de la alegría de vivir y del sentido de la libertad. Vivir simplemente y sin desperdiciar la energía de la vida, desde el fondo del corazón, con intensidad y coraje, buscando la armonía interior con los demás y con la naturaleza, escuchar el doble de lo que se habla y cultivar el silencio tanto como sea posible.

Sentir la vida como una aventura diaria, en el simple acto de despertarse cada mañana y respirar, dejar de buscar respuestas que nos brinden la seguridad, y lanzarse a la inmensidad de la vida con la clara intención de crecer. Pues existen muchos caminos que conducen a la verdad y cada persona puede buscar el propio. Si cultivamos el sentido de la brava aventura, nuestra vida ordinaria se transformará en una vida extraordinaria. La práctica de valores espirituales será la guía permanente que estará siempre presente al penetrar en lo desconocido.

16 de octubre de 2012

Cómo dejar de extrañarte, cómo te olvido...

Te pregunté cómo dejar de pensarte, de soñarte, de sentirte, para dejar de extrañarte.

Conquistaste mi corazón... Tu sensibilidad, tu sencillez, tu inteligencia, tu sinceridad, tu autenticidad, tus ojos, tus labios, tu cuerpo, tu piel, tu mirada, tus besos, el color de tu voz, tu sonrisa, tu amor, tus abrazos, tú, tú y más tú.


Y la respuesta, es tu silencio, y yo le agrego, la distancia, la medicina perfecta a mi dolencia.


Me siento una paria cada que te pienso y me cabrea sentir todo esto, porque lo que has hecho de mi, no me gusta. Porque me siento impotenete ante tal situación.


A galope van mis sentimientos, sin riendas; pero ya es tiempo de trabarlos. Dejaré que tu silencio, la distancia y el tiempo, se hagan cargo y puedan solucionar todo esto que me agobia, para seguir con mis odiseas pintando de grises y colores a la mía vida.

29 de septiembre de 2012

Este niño como muchos otros, son nuestro cambio...

El hombre de este tiempo ha perdido la voluntad de orientarse y de vivir de lo que nos regala el mundo. Caminar por la sierra, es un deleite. Encuentras paisajes similares que muchas veces comparas entre un lugar y otro; pero lo que hagas en esas horas con sol, luna, frío, trocha, ríos y cuanto más te ofrecen esos lugares tan reales de nuestra sierra peruana junto con sus lugareños, hacen que te marquen y tal vez cambien tu manera de ser y de pensar.

Sentado en el piso de tierra de su comedor, con ropita humilde y poco abrigadora; pero que para él es suficiente para soportar el frío serrano del mes de septiembre. Con tal vehemencia, trata de armar su patineta, que vio en uno de los tantos programas infantiles educativos emitidos por la televisión internacional. Las ruedas de madera las trata de pulir, de no ser así no podrá deslizarse. Nos mira de reojo y da la impresión de que le molesta que le observemos. Luego empieza a clavar la rueda de madera contra la tabla larga que toda patineta debe tener. Lo hace cada vez con más fuerza, se da cuenta que hace mucho ruido, se levanta y se dirige a la entrada de su casa. Sigue con su trabajo de armado de su genial patineta. Mientras nosotras seguimos almorzando lo que su mamá, con un pelín de ruego nos preparó para apaciguar el hambre que teníamos a esas horas de la tarde, arroz con huevo frito, camote y su combinado e infaltable ají.


Se llama Alex, tiene seis años y cursa el primer año de escuela. Mi amiga comienza a tomarle fotos por todos los ángulos y perspectivas posibles, él no se incomoda, al contrario, se da cuenta y como que le empieza a gustar y de vez en cuando posa para el lente de la cámara. Ya casi termina de armar su patineta, solo le falta hacer algunos ajustes y vualá, a probarla en la cancha de deporte que tiene el pueblo de Chota, Otuzco.


Luego de hacerle algunas preguntas como su nombre, su edad, que más lugares hay que conocer, etc. Nos dice que en el río que está al pie del pueblito - hay muchas truchas y hay grandotas -, así que decidimos seguirle, pues se apuntó como nuestro guía. En lo que nos dirigíamos al río, llegó su hermanita Kely de siete años que también nos acompañó. Tuvimos que cruzar el río, que por suerte como no es temporada de lluvias, estaba bajo su caudal. Mi amiga y Alex cruzaron el río aunque ambos terminaron mojándose las zapatillas y algo de su ropa. Yo, un poco más, no sé si la palabra sería, precavida, decidí sacarme las zapatillas y las medias para cruzar a pata calata el río de aguas muy frías; pero cristalinas.


Nunca vimos las famosas truchas; pero el paisaje que llamaba al sosiego por el sonido de los árboles ocasionado por el soplo suave del viento, el sonido del río por las aguas provenientes de algún deshielo que corrían pero sin prisa en dirección al mar, y el cantar de las aves, fue más que suficiente para sentirme viva y libre, y creo que lo mismo le pasó a mi amiga, porque al verla recostada bajo la sombra de los árboles, su semblante era otro.


Se tomaron muchas fotografías, al paisaje, a las personas, a los animales; pero sobre todo a aquellos dos niños que nos acompañaban y que les veíamos felices de no tener nada y tener todo. De pronto Alex, se interesó en la cámara y quiso tomar fotos; pero mi amiga no le quiso dar por obvias razones. Tanto fue la insistencia de Alex que le enseñó lo básico: prender, apagar, enfocar y disparar para capturar la imagen que quisiese; y no lo hizo mal, se le veía la emoción en su rostro cuando sus propias fotos en la pantalla de la cámara las podía ver.


Quisimos quedarnos un tiempo más; pero era muy tarde y el único transporte que pasaría por un atajo donde, al principio nos quedamos para llegar a este pueblo de Chota, después de casi dos horas de caminar y caminar; pasaría a las 18hrs. Si no hubiésemos estado a esa hora, hubiésemos tenido que quedarnos, y la verdad, no fuimos preparadas para quedarnos. Lógicamente, después nos pesó.


Antes de que suba en la moto que me llevaría al atajo, me despedí de todos. Alex me dijo que me quedara, que su papá tenía cuartos que nos prestaría, y luego su hermana Kely me dijo - te presto mi camita - Tuve pena, la verdad, porque se les veía la emoción con que ellos me decían que nos quedáramos. Luego Alex me dijo - se vienen para Navidad, es bonito, tomaremos chocolate y me verán pasear con mi patineta -. Me abrazó fuerte al igual que su hermana Kely, quien no paraba de hablar de fantasmas.


Es posible, no lo sé, que esta navidad pase a visitar a Alex y ver su progreso con la patineta. En fin...


Ghandi dijo: "Sé el cambio que deseas ver en el mundo". Y este niño como muchos otros, son nuestro cambio.

29 de agosto de 2012

Hasta que un buen día, maduré...

Creo que aún estoy a tiempo de cambiar lo que soy. Idearé todo por engañarme, me diré una y mil veces que no soy así, que esa persona dura no puedo ser yo, y trataré de persuadirme de mil maneras para creer que puedo cambiar y ser esa alma idílica y magnánima que todos pensamos ser en el fondo... Esos valores invisibles que por la vida dura dejamos de lado, invisibles como el aire o como el amor que no se ve pero se siente mucho.

Mentiría si digo que lo lograré, pero por el sendero de la vida aprenderé a valorar mi esfuerzo y me querré un poco más, sin egoísmo. Descubriré que perdonando es más fácil perdonarme a mi mismo y eso me hará recuperar lo que fui, reforzando esos valores que parecen olvidados. Siendo esos valores las armas que esgrimiré para desafiar a la vida y sus tentaciones, poco a poco me iré descubriendo más y más fuerte, hasta que por fin un buen día, uppss maduré...!

22 de agosto de 2012

El sabio principio del deseo...

Se reencontraron después de mucho tiempo, aunque se conocían muy poco. En esa noche lenta para todos, los minutos parecían haberse congelado en los relojes, y los amigos parecían cruzarse casi flotando, como en un augurio predestinado a la celebración que se había hecho desear en el tiempo.

El encuentro fue así, se detuvieron a la distancia del departamento, entre la sala y el dormitorio, sonrieron, se saludaron, se opacaron sus voces entre la música lanzada por los altavoces de la pc, por las imágenes barridas de los amigos, que se animaron a moverse, lentamente primero, casi con desesperación después.


Fue el comienzo de todo, el big bang de sus vidas actuales, el comienzo de algo que aún no está, el comienzo de una experiencia, de unas sonrisas con ojos casi llorosos por el cansancio y abrazos con besos robados que no son besos, porque un beso debe ser sincero y no solo deseo. Era la imagen invertida en el espejo de las despedidas. 


Movidas por el clímax musical y ayudadas por los efectos del alcohol, ella empezó a cantar con los ojos y a mirar con el alma un tema antiguo de Chavela Vargas que le movía mucho, y yo simplemente le miraba admirando su misterioso ser... Acariciarme, cantarme al oído, deslizar su mano sobre la mía y mirarme a los ojos fue más que insinuante. En el dormitorio, las palabras sobraron, el silencio era importante, era un silencio inteligente. Fue tan loco y ardiente estar juntas, tan exento de aquel deseo traicionero y lejano, tan certero y tan verdadero ahora, que en los diccionarios la palabra duda aún no figuraba.


A ciencia cierta, esta humilde narradora no sabe cuántas horas transcurrieron desde el encuentro hasta el hecho de ser náufragas en la cama, aferradas a nuestros cuerpos desnudos, la suavidad de nuestras pieles y sus misterios, desprendiendo nuestros olores, su aroma embriagadora y natural, más que un perfume de mujer, con sus ojos reflejados en los míos diciendo disfrutar de esta efímera inquietud... A salvo de esa razón cotidiana dictada por la sociedad, de esas obvias obligaciones impuestas, como si ya estuviesen navegando en la luna, en el mar de la tranquilidad, en el medio de la nada que era el todo de todo. 


Y se volvió a repetir para entender que no sólo fue por ciertos grados que recorrieron en la sangre, sino que era por el sabio principio del deseo y la afirmación del amor que no es amor... Ahora ella sigue con su vida y yo con la mía, como si nada de esto hubiese pasado.

22 de julio de 2012

Para hacer el amor...

Un cielo limeño, un cielo espeso, muy espeso, premonitorio, sin piedad. Mi chompa está helada y el viento me da escalofríos. Estoy inmóvil, los ojos miran, mi mirada mira los bares y cafés abiertos, las calles saturadas, es una ciudad que te come poco a poco. Tengo hambre. Tengo sed.

La silueta de una ambulancia atraviesa el límite visual de la avenida como en cámara lenta, y va con urgencia pero curiosamente en silencio, como si llevase un fantasma moribundo.
Justo, justo en ese momento él atraviesa la calle sin preocuparse del frío tan penetrante e hiriente. Le observo deslizarse por el parque como en un sueño, y recuerdo nuestros encuentros en su estudio. Conozco a su pareja, es tan bello como él, es hombre como él. Y yo soy el vértice de ese triángulo de deseo y transgresión, alguien imposible y no tan posible de posible. Me detengo mientras él se aleja y me despierto con otro sueño en la vigilia. Nuestras tardes de cine, John Cage y el teatro de la muerte de Kantor. Aquel anochecer, escuchando a Phillip Glass, en el cual él me fotografió incansablemente mi ojo derecho, mi ojo izquierdo, mis ojos, para ilustrar su sueño, los tarjetones de su película.

Aquella noche en que me sonrió, ya habíamos fumado y bebido, y nos habíamos mirado, con caricias, sin palabras, con ternura. Ya teníamos la suficiente dosis de vida en nuestra sangre como para que él me diera un beso en la mejilla y me dijera antes de marcharse que para hacer el amor, no siempre es necesario tener sexo. 

18 de junio de 2012

Falta de osadía...

Haciendo un tour por los bares gays limeños. Si somos sinceros hay que admitir que entre los bares heterosexuales, gays y lesbianas, donde se liga menos es en los bares lecas, que es así como los llamo.

Cuando vas a un bar gay con tus amigos, sino quieres perderte lo que va a suceder esa noche, es mejor que ni pestañees porque de hacerlo no habrás visto esa mirada furtiva que consigue que veinte segundos después tu amigo tenga la lengua dentro de la boca de otro chico intentando alcanzarle la campanilla. O esa es la sensación que da desde lejos. Vaya lío de envidiada inmediatez que tienen estos tíos, no?

En cambio cuando entras por tercera semana consecutiva al mismo bar de lesbianas tienes ya la clásica sensación de deja vu. Allí están las mismas chicas, en el mismo lugar del bar, tomando las mismas copas y hablando con las mismas amigas. Nada ha cambiado. Nadie ha ligado.

Evidentemente hay leves variantes dependiendo de la ciudad, en Lima se observa más movimiento que en Trujillo; pero la situación normal es desesperante, tanto, que las pocas lesbianas que se deciden a dar el primer paso, que cada vez son más, tienen muchas posibilidades de conseguir a la chica aunque sólo sea por recompensar tanta osadía.

Lo normal es que desde tu puesto de observadora privilegiada veas como una chica mira a otra con cara de querer morderle el labio; pero en lugar de hacérselo saber, cuando detecta la mirada de la otra, ésta gira la cara con disimulo para que su objeto del deseo no se dé cuenta de que le gusta. El problema viene de cuando ves que el otro bando actúa de la misma manera y que esa absurda situación puede perpetuarse hasta el fin de los tiempos.

Cuando te sucedan este tipo de situaciones tienes dos soluciones clásicas: pedirte una copa bien cargada, hacer acopio de valentía y lanzarte al ruedo por si hay suerte; o hacer algo menos doloroso, es decir, pedirle a una amiga que empiece a hablar con la chica que te gusta, como por casualidad, para luego presentártela y tener, como mínimo, un punto de partida.

Por esta razón no es de extrañar ver parejas lesbianas dejar agonizar sus relaciones más allá de lo que es sano. Sólo con recordar las dificultades para encontrar pareja, muchas se contentan con lo que tienen. Pero este es otro tema, los rollos y las rupturas inacabables se las dejo para una nueva entrada.

3 de mayo de 2012

El periodista, el viajero, el amigo, se nos casa…



La emoción fue grande cuando me enteré que te casabas con Alba, el amor de tu vida.

Que rápido pasa el tiempo, que fuerte se vuelve el amor y que gran paso para consolidar aún más vuestra relación. Son digno ejemplo cuando hoy en día el matrimonio se ve afectado por la falta de compromiso en las parejas por  lograr nuestros objetivos profesionales y olvidamos el más importante y por el que estamos en esta vida, “el amor”. La conversión del amor romántico de enamorados en amor real de esposos, es la tarea más importante que tienen a partir de la famosa y urbana palabra “sí quiero”.

Muchos de nosotros te conocemos de años. Algunos del kinder, del colegio, de la universidad, del trabajo, etc. Los años pasan y nutren estas amistades, y verles crecer y madurar es una de las más grandes satisfacciones de tener este tipo de amigos... Graduarse, conseguir el primer empleo, ascender, son hitos que marcan nuestro desarrollo personal. Pero quizás uno de los hitos más significativos en nuestras vidas es cuando uno de ellos contrae matrimonio. Es emocionante y enternecedor ver a un amigo iniciar así una nueva vida y una nueva  familia.

En los años que pasaron, muchas veces hablamos del miedo al futuro, a la soledad, a la tristeza; pero también hablamos mucho del amor y de tu deseo de casarte y tener tu propia familia. Hoy, ya tienes a tu lado a tu complemento perfecto. La mujer de tus sueños hecho realidad.

Vuestra boda es muy especial para quienes les queremos; pero mucho más especial, por supuesto, para vuestros padres, que ya desde hace mucho dejaron de ver a su pequeño, para hoy verle convertido en hombre y en un gran ser humano.

Para desearles muchas felicidades en la decisión que han tomado. No es fácil entender a las mujeres y mucho menos entender a los hombres; pero vosotros han decidido tomar las riendas de su destino decidiendo seguir experimentando y estudiando el fenómeno y mágico sentimiento del "amor".

Toda la felicidad del mundo y las mejores vibras para vosotros. A con todo en este nuevo libro de muchas odiseas!!!

22 de febrero de 2012

Alguien vio un mar?...

Me he perdido en un “mar” de palabras, con olas formadas de sentimientos imprecisos. Estoy algo confundida, pero estoy tratando de buscar algo muy especial. No sé si algún día he de encontrarte; pero creo ya no depende de mí. No estoy segura por qué te vi. Desde el primer momento sentí hablarte como si te conociese de años.


Qué tiene esta persona? En lo particular creo porque es más humana que muchas que conozco. La he visto sonreír y matarse de risa. Trabajar duro. Preocuparse por crear un ambiente propicio y la buena onda de todas las personas que la rodean. He visto su firmeza para tomar decisiones, y una gran fortaleza para sostenerlas. He visto su preocupación cuando las cosas no salen como las había organizado o pensado. Pero también no baja los brazos ni en su trabajo y menos en su familia.

Aunque ella no se dio cuenta, vi su dolor, vi sus ojos llenarse de lágrimas, aunque estas nunca pudieron salir, estaban ahí, clamando liberarse de la opresión de su piel, pero permanecieron intactas. He sentido latir su corazón por alegrías; pero también latir por angustias muy grandes.


Claro, puedo decir que la he visto, pero no estoy segura de haberla encontrado... Estás?, o no quieres mostrarte. No tengas miedo de que te encuentren, nadie te va a hacer daño. Llorar no es malo, estar angustiada no es lindo, pero es inevitable. Triste sería no encontrar a una persona que te escuche, que te comprenda, que te entienda y que esté contigo. Sufrir en soledad, es triste.


La tristeza y el llanto son una debilidad pero nos hace más sensibles, y nos hace más personas. Por el contrario, estos sentimientos nos permiten acercarnos a ciertas personas en donde, los abrazos, los besos, las caricias nos reconfortan y nos tranquilizan. Cuánto vale ese afecto?


Este “mar” resulta fácil de ver; pero resulta difícil indagar en sus profundidades.

- Pues “mar”, te puedo decir muchas cosas, a veces tratarte bien o mal; pero solo un sentimiento prima y supera a todos, y se puede resumir en dos pequeñas y lindas palabras: “te admiro”.