22 de marzo de 2009

Y con el eco de la pena de estar sin ti...

Hace, pongamos, quien me ha visto y quien me ve. Es la decadencia absoluta. Es el fin. O, como mínimo, un síntoma inequívoco de envejecimiento. Este camino conduce directamente a los Indios Tabajara. Tal asociación viene justificada por el ejemplo de uno de mis progenitores, que solían poner un disco y a continuación el otro. Y si no lo hacían, estoy segura de que alguna vez pensaron en hacerlo. Lo que sí recuerdo claramente es a mi padre cantando "muñequita lindaaaa, de cabellos de…" y a mi madre "cachito, cachito mío, pedazo de cielo que Dios me dio".

Lo peor no es que ahora me ha dado por escuchar algunas de esas canciones, lo peor es que en esas letras romanticonas siempre hay alguna frase que me produce reacciones extrañas que para qué detallar aquí.

Es que últimamente ando a flor de piel. Y no creo que se deba a las evocaciones de mi infancia. Es mi madre, se fue. Comprendo que es duro, que puedo cansar, agobiar, pero así, de repente, Jorgelina, se fue. Uno da por sentado que las cosas son como son y se olvida de que cambian. De que la gente va y viene. Nos olvidamos de eso y actuamos como si ellos fueran a estar siempre ahí. Y en vez de dedicarles tiempo, lo dejé para después. Luego me arrepentí de lo cenutria que fui por no haber aprovechado el momento. Y encima, batiendo récords de egoísmo... Y luego uno recién se preocupa de sí mismo, del vacío que quedó en nuestra vida cuando esa persona se fue.

Cómo una persona puede hacerse un sitio en tu vida sin que te des ni cuenta. Y cómo duele que se vaya. Sé que es una estupidez decirlo, pero a veces uno piensa que más valdría no haber conocido a alguien y, en general, que para qué implicarse en cualquier tipo de relación. Después, si miras atrás y ves la cantidad de buenos momentos, el absurdo se vuelve mayor todavía, pues ¿por qué tiene que quedarnos el sabor amargo al final?

Y lo de hurgar en la herida escuchando la música que está directamente relacionada con esa persona debe de estar catalogado en algún apartado de la rúbrica "masoquismo".

Pero en fin, si no va a estar tan lejos. Perú-el cielo ¿miles de millones de kilómetros? ¿Qué es eso hoy en día? Un tiro de piedra. Y a ver si logro catapultarme de vez en cuando.

16 de marzo de 2009

Señor de Sipán, hasta en la sopa...

Chiclayo!, demasiado calurosa, caótica y hostil. Varios días después de haber permanecido en esa urbe, no entiendo por qué ostenta el dudoso título de “la Capital de la Amistad”, si en las cabinas de internet te tratan como a un perro cuando reclamas, si en el Scotiabank de la Av. Balta, te cierran la puerta en la cara “porque ya son las 6 p.m.” cuando uno intenta reclamar por qué diablos un cajero automático del banco entrega un billete de 50 nuevos soles roto y nadie se hace responsable, o si los taxistas chiclayanos se niegan a llevarte al lugar donde solicitas porque está “muy lejos” y se marchan en tus narices, Capital de la amistad?… los cojones o las pelotas – como se dice en España.

Pero no todo es malo. También hay cosas risibles, lindando con lo surrealista. Por ejemplo, esa inexplicable obsesión que los chiclayanos tienen por el Señor de Sipán. Porque pareciera que, estos remotos descendientes del soberano de Huaca Rajada, despertaron al mundo el día que Walter Alva descubrió la famosa tumba real, en 1988. Desde entonces, todo ha pasado a denominarse “Sipán” o “Señor de Sipán” en Chiclayo y alrededores. Ya sé que es un tema de estrategia de mercadeo y que, “en nombre del turismo y la promoción turística del Perú”, todo se puede aunque sea, huachafo y de pésimo gusto. Pero parece que la imaginación y el ingenio no tienen mayores recursos. Quizás el calor extremo, o el excesivo consumo de zapallo loche, limitan la inteligencia y creatividad de esta gente. No sé.

Hemos viajado a Chiclayo con la esperanza de poder realizar un buen documental del Señor de Sipán. Que si todo sale bien luego les cuento. Con gente de producción y realización, entre trujillanos y limeños nos trasladamos desde la casa que alquilamos por cuatro días hasta el Museo Tumbas Reales de Sipán, situado a 10 kilómetros al norte de Chiclayo, en la localidad de Lambayeque, para comprobar que el pobre Señor de Sipán está hasta en la sopa.

Avisos luminosos de neón, letras de bronce que brillan bajo el sol, figuras horribles, letreros feísimos, muñecos feos que parecen monigotes emulan la alta investidura de este soberano precolombino. Y los nombres, para todo tipo de gusto y necesidades: Sipán Tours, Caja Sipán S.A., Hotel Gran Sipán, Grupo de Danzas Peruanas Sipán, Sandalias Sipán, Sipán Constructores S.R.L., Sipán Gas E.I.R.L., Pastelería Señor de Sipán, Renovadora de Calzado Sipán, Universidad Señor de Sipán, Dulcería Sipán. Me parece haber olvidado Chifa Sipán y la Agencia Funeraria Señor de Sipán, que no los he visto con mis propios ojos, pero que me parta un rayo si no existen en algún lugar recóndito de esa ciudad.

Google registra alrededor de 133,000 resultados con el nombre de “Sipán”. También está el Hotel Šipan, situada en una remota isla croata en aguas del Mar Adriático, que no tiene nada que ver con el personaje mochica, por cierto. Pero esa es otra historia.

Sin embargo, el tema no queda ahí. No contentos con bautizar a cuanto negocio, o institución pública y privada con el título del otrora poderoso noble enterrado en Huaca Rajada, las autoridades regionales, provinciales y distritales no se les ocurrió mejor idea para impresionar y/o divertir a la comitiva de periodistas extranjeros que asistieron al Fit Perú 2008 (Feria Internacional de Turismo), con unas 15,473 escenificaciones del Señor de Sipán y omnipresente imagen junto a su real comitiva. En realidad fueron cuatro, sin contar con la exhibición permanente del Museo Tumbas Reales de Sipán. Pero si tomamos en cuenta que la feria de turismo duró cuatro días, ya pues, es un abuso. Pregunto entonces, qué habría hecho el Señor de Sipán si viviera en estos tiempos y comprobase la forma tan grosera y barata en que corrompen su imagen divina con fines tan mercantilistas? ¿Discoteca “Señor de Sipán”? Por favor.

¡Oh poderoso Señor de Sipán, descendiente de la divinidad alada de Ñaylamp!
aplaca tu ira y…. mándelos a degollar a todos!

Chiclayo, n veces...

Subimos hasta la cima del cerro Purgatorio, situado en medio del fértil y cálido valle de la Leche en Lambayeque, rodeado de pirámides de adobe que en la actualidad se asemejan más a porciones de helado de chocolate derretidos bajo el sol. Un camino escalonado me conduce a lo más alto de esta colina de 197 mts. de altura.

Desde la cima, contemplo un vasto complejo arquitectónico, sobre las planicies de Túcume, donde más de veinte templos se alzan frente a las inclemencias del tiempo, desde hace unos 1700 años de antigüedad. Algunos arqueólogos sostienen que fue la antigua capital de los lambayeque. Otros arguyen que fue un centro de peregrinación. Y bueno da igual, porque el lugar es alucinante por donde se le vea.


Este tramo lo hago con un amigo que se encarga de la dirección de cámaras y mientras yo le hablo y le hablo sobre las posibles tomas. Él está más concentrado en hacer tomas que capten ese contraste entre el verdor de los arrozales, las tonalidades de marrón que dominan el paisaje arquitectónico y los azules intensos del cielo que se confunden con el perfil anguloso de las montañas en el horizonte.

De pronto una mujer simpática, de ondulados cabellos color carmín, se me acerca con la pregunta a boca de jarro: “¿Podís tomarnos una foto con tu cámara y enviárnosla? Es que nos robaron y quisiéramos una foto en este sitio tan precioso”. Por un momento pienso del posible país del que viniera. Pero al hablar más, su acento la delata y me hace recordar a Claudia la hermana de un amigo que vive muchos años fuera de Perú. Con unos cuantos disparos certeros retrato a Giannina y Gregoire –chilena y francés, respectivamente. Días antes estuvieron en Huanchaco, ruteando la costa peruana, quedándose dormidos en la playa. Y al despertar, se dieron con la sorpresa que les habían robado la cámara digital, el dinero y otras pertenencias. Cagados, pero aún así esta pareja de mochileros no se amilanó. Decidieron continuar su periplo hacia el norte del Perú y de ahí al Ecuador. Ahora andan más precavidos, quizás algo a la defensiva, admite Giannina. Pero igual tienen ganas de seguir viajando por el mundo y ser felices.

2 de marzo de 2009

Cuando los amigos se van...



Hablar sobre un amigo es dificil y más aún lo es despedirse. Tal vez el problema es netamente que muchos no nos pudimos despedir por tristeza.


Pero lo cierto es que a lo largo de este camino, muchas veces duro de nuestra vida, ésta nos regala la presencia de un ser irrepetible al que nosotros tenemos la suerte de conocer. Una persona que su sola presencia irradia alegría y simpatía, que todo aquel que está a su lado se siente dichoso.

Mientras sigamos viviendo, ellos formarán parte de nosotros. Cada palabra que pronunciaron, quedarán selladas en nuestros labios. Cada gesto que hicieron, quedarán grabados en nuestra retina. Cada abrazo que nos dieron, quedarán para siempre en nuestro cuerpo. Y cada mirada amorosa que nos brindaron, quedarán en nuestro corazón. Pero sobre todo casa silencio que compartimos nos unió para siempre contigo.

No hay palabras para expresar lo que ustedes han significado para tantos, solamente hay miles de corazones llenos de ese amor que ustedes nos dieron.

Vayan tranquilos que nosotros les dejamos marchar y espérennos en donde siempre prefieran estar.