20 de octubre de 2009

Quizás...

Quizá esté escondido en algún rincón. Quizá haya emprendido un largo viaje y se haya olvidado de regresar. Pero enamorarse, al fin y al cabo, no tiene ninguna lógica...

A lo mejor, de repente, el deseo aparece de la nada y te atrapa. Mañana mismo, hoy mismo. Sumire apartó la mirada del cielo y la clavó en mi rostro. –¿Como un tornado a través de la llanura? –Si quieres llamarlo así. Por unos instantes, ella imaginó un tornado a través de la llanura. –Por cierto, ¿has visto alguna vez un auténtico tornado a través de la llanura? –Nunca –contesté–. En Musashino no suelen verse tornados en vivo (y debería añadir que es de agradecer).

Aproximadamente medio año después, mis predicciones se cumplieron y Sumire se enamoró de forma fulminante, sin lógica alguna y con la furia de un tornado a través de la llanura. Se enamoró de una mujer casada diecisiete años mayor... "Sputnik, mi amor".