Para despejarnos y votar un poco el alcohol que aún salía por cada poro de nuestros cuerpos, debido a una noche de copas. Decidimos emprender un recorrido por los alrededores de Cascas, entre viñedos de uva, ríos, cerros, etc. Pues esa es la idea cuando uno viaja a lugares de paisajes naturales.
De sol tan abrasante porque no hubo nube alguna, el cielo completamente despejado y azul. Era el típico cielo serrano. Caminamos y caminamos por muchos lugares y tanto era el calor que la gente quería meterse a un río. Un amigo nos dijo que siguiéramos el río rumbo arriba, que por ahí habían pozas de agua. Seguimos caminando como diez minutos más y encontramos una poza grande, de agua cristalina y muy fría. La gente se emocionó, y sin pudor alguno los chicos se despojaron de sus ropas quedándose tan solo en ropa interior y se lanzaron a la poza de ese río tan refrescante y preciso. Nosotras las chicas no habíamos llevado ropa de baño, teníamos muchas ganas de disfrutar del agua como nuestros amigos lo estaban haciendo, quienes nos decían que nos metiésemos como ellos, total es igual como si tuviésemos ropa de baño. Tanta fue la algarabía y el calor que terminamos haciendo lo mismo que los chicos. A lanzarnos como lo habían hecho ellos. ¡Oh my God!, el agua estuvo increíble. Nadamos, jugamos a ahogarnos, resistencia bajo el agua, nos dejábamos que nos arrastrara la corriente del agua. Según nosotros queríamos coger algún pez que pasara por entre nosotros; pero como sabrán, je je, es un poquito difícil pescar con la mano en aguas corrientes, etc... Tan rico estuvo aquel momento que nadie se percató del tiempo. De pronto una amiga dijo que tenía hambre, vimos la hora y sí, era muy tarde. Seguimos por un rato más y luego salimos de la poza tan espectacular, esperamos unos minutos más para secarnos bajo el sol, y nuevamente rumbo al pueblo.
En lo que regresábamos, unos agricultores que pasaban por ahí, nos dijeron que tuviésemos cuidado, porque habían serpientes, era zona de la serpiente Sancarranca. ¡Joder, serpientes, que miedo, no! Ya moría de solo imaginarme verlas, miraba por todas partes y en especial por donde transitaba, estaba muy agreste, lleno de hierbas y maleza que tupía el camino. De pronto con toda esa locura de las serpientes, recordé a una amiga que está estudiando su doctorado en España, precisamente en Granada. Estudia a todos los animales posibles o algo así; pero mucho más a las serpientes, le encantan, eso es lo que me dijo, y tiene muchas fotos con muchas serpientes, que cuando veo sus fotos con estos seres tan desagradables para mi, incluso ahora que solo estoy escribiendo, ya se me eriza la piel… y bueno, pensé que si estuviese con nosotros, tal vez al escuchar lo que dijo aquel agricultor, estaría feliz y hasta buscando ese famoso y temerario reptil, o sabe Dios qué haciendo, pues es una chica aventurera.
Lo cierto es, que a pesar del susto lo pasamos mejor que nunca. La naturaleza es hermosa. Cascas no es del todo fea. Se podría decir que el pueblo un poco, sí; pero sus alrededores son muy bonitos, porque hay gran vegetación, agua y mucho sol.
Así que si tienes espíritu aventurero y ganas de darte una buena bronceada, caminar, comer rico, disfrutar de la naturaleza en general, pues ahí te espera aquel pueblo llamado Cascas, a mil metros sobre el nivel del mar y a tres horas de la ciudad de Trujillo.