Las que nos mecían, las que nos acariciaban, las que nos abrigaban, las que nos cocinaban la mejor comida y las que arreglaban nuestra ropa estropeada, hoy ya no están. Los que nos miraban, esos ojos lindos, esos ojos puros, llenos de esperanza y colmados de paz, ellos descubrían nuestra alma apenada, nuestras luchas, secretos, angustias, silencios. Tú, siempre supiste el lenguaje del alma... ése que hoy me sirve para hablar contigo, el que siempre ayuda a decir las cosas que salen de adentro, que vienen del cielo, que huelen a limpio y que saben a dulce.
Como quisiera ser niña de nuevo, para tenerte otra vez junto a mí, con tus besos, tus abrazos, tu cariño, tu ternura, tus travesuras, tus alegrías y tus lágrimas… Mi Madre Amada!, hasta ahora no logro entender por qué te fuiste, aunque muchos dicen que es Dios quien ya te quería en su reino, y siendo así, se hizo su voluntad y no la nuestra.
Nunca pensé que algún día, estuviera escribiéndote por tu ausencia, Madre Mia!. Te perdí cuando menos lo esperaba. Ahora, sé exactamente ese dolor tan profundo que algunos sienten por la ausencia de sus madres. Como te hecho de menos, como me duele el corazón, me duele tanto que me es difícil respirar.
Gracias a ti Mamita, que siempre me infundías paz y amor, que me diste en la vida todo lo que necesitaba para ser feliz, me enseñaste con tu ejemplo a sobreponerme en las adversidades. Porque si algo hemos aprendido de ti hasta tus últimos días, es a ser fuertes, a luchar por nuestros sueños, y esta ya es una meta de vida. Así que la batalla es mas fácil de ganar SI NOS UNIMOS, con amor y con paciencia pues somos seres diferentes pero con un mismo fin, la familia, ¡TU FAMILIA!. Tú que con tanto amor siempre nos mantuviste unidos, ahora, seguiremos con un compromiso de amor y lealtad contigo, te aseguro que estamos contigo de igual medida que tú estas con nosotros, y verás que esa semillita de LUCHA y UNIÓN que sembraste en esta familia, dio, da y seguirá dando frutos.
Los días son tristes de no tenerte Mamita Linda!, siempre serás mi luz en la penumbra de mi caminar y ahora en alma habitarás en mi. ¿Mamita, por qué te fuiste de mi lado?, tuviste que hacer un viaje, el más largo de todos, con destino al cielo y sin retorno. Madre Mia!, vives en mi corazón y por siempre aquí morarás, y te prometo portarme bien para que cuando muera Dios me lleve contigo, para estar juntas por siempre.
Supiste darnos todo tu amor y guía por la vida, nos diste tu tiempo para hacernos crecer con paciencia y amor. Hoy que te hallas cerca a Dios y cerca a la Virgen María a quien amaste tanto, sé que allá en el cielo donde estás, tú me sigues guiando y me sigues cuidando; sin embargo toda mi vida te seguiré amando y extrañando.
Ya son 9 días desde tu partida, ¡cómo te hecho de menos!. Sí, has muerto, pero mientras yo viva, tú también vivirás, en mis sueños, en mis pensamientos, en mi alma y en mi corazón!, ¡vives en mi pues mi vida es toda tuya!.
Familia, hemos perdido una esposa, una madre, una hermana, una tía, una prima, una amiga; pero hemos ganado un Angelito en el Cielo, el más grande y hermoso de todos.
MADRE BENDITA!. hoy, que desde lejos me escuchas, te vuelvo a decir, “JORGELINA, TE AMO CON TODA MI ALMA Y CON TODO MI CORAZÓN!
Tu hija,
6/02/2008