30 de marzo de 2008

Viernes Santo, dos despertares

Acabo de redescubrir una cosa: que escribir me relaja. No, no piensen que escribo bello simplemente, aceptable (del talento de mi padre, que es un poco literato, no he heredado nada), solo escribo, o al menos en el Blog de la Internet. Es un poco complejo tener que escribir frente al monitor de una PC, en mi habitación de 4 paredes que le hace falta algo pero no sé que es. Y luego no sé por qué, me gusta ver cómo lo que escribo poco a poco va teniendo sentido, para mi claro, no sé si para ti también. Cómo cada línea se va convirtiendo en un párrafo y luego son dos, y así hasta llegar a escribir un texto mediano.

Pero no era de esto de lo que quería hablar. Hoy he tenido dos despertares, dos principios de día...". El primero, fue bueno. El segundo, bravazo.

A una hora inoportuna sonó mi móvil. Como rara vez lo he oído (ya que cuando duermo lo pongo en silencio), no estaba segura de que fuera real ni de que fuera aquí, así que dejé que el sonido se perdiera entre mis sueños. Pero enseguida volvió a sonar. La casa estaba totalmente a oscuras, solo veía la luna a través de mi ventana, ya que duermo con la cortina semi abierta, y no tenía idea de la hora que era, pero a juzgar por lo que me costaba despertarme debía de ser muy temprano. Y pensé: si alguien llama a estas horas tiene que ser importante. “¿Alo?". "Nirvanita". “Eh si”. Trato de ver el número pero estoy sin gafas y apenas distingo algo negro con mucha luz, estaba tan dormida. Era un número con el código de Lima. Mi amigo Marcello, que llegaba de Houston para pasar unos días con su familia. (él, hace casi 2 años aproximadamente, tuvo un accidente que casi le cuesta la vida). Me dio mucho gusto escucharlo y saber que estaba por Lima. Le pregunto: “¿oye, qué hora es?, eran las cuatro de la madrugada. “joder, no podías esperar a que amaneciera, sabiendo que me cuesta conciliar el sueño”. Y me pidió disculpas. “quería saber si podías venir a visitarme para que vengas en el primer vuelo de Trujillo-Lima”. Él es mi amigo, un gran amigo, y recordé muchas cosas alegres y tristes que pasamos juntos (el mejor amigo de Jimmie, mi ex novio). Conversamos casi una hora. A las finales, decidí quedarme en Trujillo y hasta ahora no sé por qué. Marce, tengo que agradecerte que me dieras el estímulo para recomenzar este Blog, que será para mi como mi diario, así cuando pierda la memoria (que ya me está pasando… jajaja), leyendo éste, por lo menos recordaré lo que hacía… Me metí en la cama otra vez, pues aún me quedaba un par de horas de sueño, pero tardé un montón en quedarme dormida.

El segundo despertar fue mucho mejor. Abrí por fin bien las cortinas y hacía un sol precioso. Mientras veía lo que había en la televisión, nuevamente un amigo me llamaba a mi móvil, Arturo (un amigo que conocí gracias a una amiga y a un negocio). Para preguntarme que planes tenía. Le dije: “ninguno, porque Carlos (mi enamorado) pasaría Semana Santa con su familia y bueno yo no estaría con ellos. Más tarde también él me llamaría para decirme que ya se iban a Huanchaco (playa) con su familia y que allá se quedarían hasta el domingo. Asimismo, habíamos quedado con unas amigas almorzar pero tampoco pasó nada porque a una de ellas, por la noche habían robado en el edificio donde vive y estaba con todos los ajetreos de los peritos y recuperándose del susto. Y cómo salir con todo lo que les había pasado, si es en estas fechas que los rateros aprovechan para hacer sus fechorías. “ok, perfecto. Vamos a almorzar con unos amigos y luego nos vamos a Las Delicias”, me dijo. “… mmm de acuerdo!. “Lo pasaremos bonito, verás, y así mejorarás esa tristeza que tienes porque tu voz parece de ultratumba a punto de desgarrarse”… Eh hizo que sonriera por unos momentos.

Estaba triste porque era la primera vez en tres años que pasaba Semana Santa sin la compañía de Carlos, porque siempre por estas fechas viajábamos. Y aún estoy más triste por la muerte de mi mamita linda!, pues también es la primera Semana Santa que paso sin ella, bueno a veces viajaba fuera de Trujillo; pero sabía que al regresar de mi viaje estaría mi mamá para recibirme y darme un abrazo y un beso. Pero ahora ya no estará más. Y bueno a vivir con mi soledad de Semana Santa.

Cambiando de tercio, esa noche Arturo me vino a recoger para llevarme a Las Delicias, y también pasamos por Paola, Ana, Jorge (el mono), Cecilia y su esposo Michael y Alan, jajaja… yo fui adelante, el resto parecían sardinas o mejor dicho anchovetas (lo que está promocionando el Gobierno Peruano). Arribamos y casi corriendo llegó y me abrazó Juan Pablo, el hijo de Arturo, es un niño adorable, que hace un año también perdió a su mamita. Es adorable el pericote (así lo llamo, ya sé que es un apodo poco original; pero me gusta y a él también). A decir verdad, a veces no entiendo porque se me pegan tanto los niños si muchas veces los repudio, jajaja… Estuvo malito; gracias a Dios está mucho mejor y su papá está más relajado. Quiso que viéramos una película, que me gustó esa opción; pero Arturo, le dijo que no, que él tenía que dormir temprano y que nosotros íbamos a hacer una reunión de grandes, osea, sexo, drogas y rock’n roll… jajaja… no, nooo…, todo tranquilo, yo soy una mujer enamorada y respeto mucho mi relación, al punto de que soy capaz de amarlo infinitamente sin esperar nada de él.

Bebimos, cenamos, bailamos (bueno yo no), fumamos la santa marihuana, saben, hacía tiempo que no fumaba un porrito, desde que viajé a Cusco con unos amigos de la universidad, creo 2004. La verdad me vacilé mucho. Me hubiese gustado hacer una fogata frente a la playa; pero por “el pericote”, no se pudo. A las finales no hubo playa pero sí piscina, nos metimos todos, al principio estuve un poco reacia; pero después de unas copas, pedí a papá Arturo que me prestara un short y un polo, ya que no había llevado mi bikini (no estaba en los planes). Anita, quisiste insinuarte a Arturo; pero, como mujer te lo digo, es mejor que lo hagas sin trago, y con otras maneras, jajaja… porque esta vez te quemaste y sabes por qué ¿verdad?.

Nos quedamos todos en la casa frente al mar, al siguiente día, tomaron desayuno, yo no, porque regresé temprano a Trujillo ya que podía llegar mi papá de Cascas (ciudad donde nací y donde mi papá tiene sus viñedos), pues tenía que acompañarlo en el desayuno. Los chicos cocinaron, bueno yo los dejé en plena faena (como habrá quedado, pobres estómagos). Arturo me trajo de regreso. Gracias amigo, lo pasé bravazo.