26 de mayo de 2009
Recuerdos y realidad...
Un día por la mañana al rato que llegué de Lima tuve ganas de ir a Huanchaco a correr un rato y caminar para dejar pasar por mi cabeza algunos recuerdos y al ver el mar tranquilo, con algunas personas reposando en la arena y otras también corriendo. Recordé las caminatas de día y de noche con mi prometido, con mis amigos de cuando cogíamos los zapatos en la mano para dejar los pies desnudos y hacer que éstos chapoteen el agua que acaricia esta costa huanchaquera, o salpicarles el agua para tratar de cambiarles el ritmo lento y sosegado. Luego sigo caminando y el bullicio de los carros y la gente en el muelle hacen que me retirara más y más de la gente y del centro de la playa. Más tarde, acostada sobre la sabana de arena contemplaba extasiada este mar tan profundo, tan inmenso casi como el infinito, mientras sobre mi cabeza revoloteaban las gaviotas creo? y hasta un pelícano desgraciado jeje, atestiguando silenciosos como si fuesen severos jueces de mis recuerdos y de mi amor, como si en ese momento estuviesen leyendo mis pensamientos que pasaban alegres, tristes, amores, amigos, tuyos y míos. Y luego este silencio se interrumpió con los gritos de un niño que pasaba jugando por la playa con sus padres totalmente mojados, ellos caminando de la mano y el niño corriendo lejos de ellos con una pelota playera y luego al encuentro de ellos; y pensé?, algún día tendré mi propia familia?... Joder! se pasó volando el tiempo, empecé a tener frio y empezó a dolerme la rodilla y la mano, que mal no? miré mi rodilla y la rodillera que cubría a ésta se estaba cayendo entonces decidí regresar caminando hasta el muelle y esperar el bus. Por suerte mía, encontré a un amigo que iba a Trujillo a su trabajo.